martes, 28 de mayo de 2013


Un poco de historia… Esta solemnidad se celebró por primera vez en Lieja en el año 1247 a instancias de una religiosa, Juliana de Mont-Cornillon. En una visión ocurrida en 1208, el Señor le hizo comprender la necesidad de instaurar en la Iglesia una fiesta anual para honrar el sacramento del altar. En 1264 el papa Urbano IV, impresionado por un milagro eucarístico que tuvo lugar en Bolsena instituyó la nueva solemnidad.
Nos decía Benedicto XVI en Porta Fidei: “Deseamos que este año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía, que es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente desde donde mana toda su fuerza”.
En el año de la fe el Señor arzobispo nos convoca a participar en la misa y la procesión de Corpus Christi bajo el lema “Este es el Sacramento de nuestra fe”.

En cada misa, después de imponer las manos sobre las especies de pan y de vino para que mediante la efusión del Espíritu Santo y las palabras de la consagración (que son las palabras que Jesús pronunció en la última cena)  se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, el sacerdote, luego de una profunda inclinación dice: “Este es el misterio, o el sacramento de nuestra fe”. A lo cual respondemos Amén.
Recordemos….

 ¿Qué son los sacramentos? El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que “son signos sensibles (palabras y acciones), accesibles a nuestra humanidad actual; y que realizan eficazmente la gracia que significan en virtud de la acción de Cristo y por el poder del Espíritu Santo”1084 Es decir que son signos visibles que hacen presente la gracia invisible. Esta gracia invisible es la presencia salvadora de nuestro Señor Jesucristo. En el sacramento de la Eucaristía los signos visibles son el pan y el agua y las palabras las pronunciadas por el mismo Señor en la última cena, que repite el sacerdote, y la acción es la imposición de manos mediante la cual el poder del Espíritu Santo los transforma en el cuerpo y la sangre real de nuestro salvador.

 ¿Por qué sacramentos de la fe? “Los sacramentos están ordenados especialmente a la santificación de los hombres, a la edificación del cuerpo de Cristo, y en definitiva, a dar culto a Dios, pero, como signos, también tienen un fin instructivo. No sólo suponen la fe, también la fortalecen, la alimentan y la expresan con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de la fe” CIC 1123 Son sacramentos de la fe en un doble sentido: primero porque la suponen, sin fe no se pueden celebrar fructuosamente los sacramentos; pero una vez recibidos la fortalecen y la alimentan.

 ¿Por qué la Eucaristía es llamada especialmente el sacramento de la fe? Por un lado porque todos los sacramentos de la fe encuentran en la Eucaristía la plenitud. Todos los sacramentos tienen como fin llevarnos a la comunión, a la intimidad con Dios; y esta se da especialmente en la Eucaristía porque allí está Cristo en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Por otro lado solo la fe (que es un fiarse en la Palabra de Dios) nos dice que  Cristo está presente bajo las especies consagradas de pan y vino; ya que los sentidos nos engañan. Ya Santo Tomás de Aquino decía que tanto la vista como el tacto y el gusto nos engañan sólo el oído –porque la fe nace de la escucha- nos permite afirmar que allí está Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario