Asesinato de Fernando, su esposo.
Tiene treinta y seis años, lleva dieciocho casada. Una noche, su esposo tarda en llegar a casa. Como de costumbre Rita ha preparado la cena y la tiene junto al fogón para que no se enfríe. Mientras llega, reza.
Pasan las horas y Fernando no llega. Rita tiembla. piensa que algo malo ha podido suceder a su querido esposo...
Y en efecto, de madrugada llaman a la puerta. Tras de ella dos hombres que le dan la triste noticia. Su esposo ha sido asesinado y yace junto a un río muy cerca de su trabajo. Fue una venganza de su vida anterior.
Rita llorando amargamente, desfallece de dolor, perdona a sus asesinos.
Meditación...
Rita acepta su papel: callar, sufrir, rezar. Su paciencia y bondad logra la conversión de su esposo. Pero él cae asesinado como consecuencia de su antigua vida. Rita, ante el asesinato de su marido, elige el camino del perdón.
Cristo nos enseña desde la cruz a perdonar para alcanzar la salvación. Si pensamos en su dolor de esposa y madre podemos valorar y medir la grandeza de su actitud. Rita perdona y perdona de corazón.
¡Cuántas veces nos cuesta perdonar! ¿Estoy preparado para dar disculpas si ofendí a algún compañero, a alguien cercano, en mi familia, en la escuela? Y si alguien me ofendió, ¿estoy dispuesto a perdonar y olvidar de corazón?
Santa Rita puede decir con sinceridad y verdad: perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Pidamos a Dios que como Santa Rita,
depositemos en la oración y la abnegación,
nuestra tarea diaria.
Para que todos los que son víctimas de violencia
encuentren en Dios su apoyo y consuelo.
Jesús, que sepamos perdonar a los que nos ofenden
como Santa Rita los hizo,
como Tú también lo hiciste hasta en la cruz.
Amén.
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