Rita joven.
Vemos a Rita joven, con una vocación religiosa cada vez más firme y decidida, con un deseo enorme de entregarse a Cristo y hacerse monja, de dedicar su vida a la oración para redimir dolores y sufrimientos y ofrecerse en cuerpo y alma si fuese necesario. Pero no todo pudo ser como ella lo esperaba y con apenas quince años tuvo que aceptar la voluntad de sus padres. Debía casarse y formar una familia. La obediencia que había cultivado durante años y el amor de sus padres hicieron que ella aceptara de manera dócil la decisión como voluntad de Dios.
Meditación...
Rita te habla a vos joven, jovencita que en estos tiempos tumultuosos te parece que todo lo podés hacer solo y a veces sin medir consecuencias.
¿Cuántas veces no escuchás a tus padres, cuántas veces renegás por sus consejos y sus palabras?
Rita también fue joven y no perdió de vista nunca a su familia, a sus padres, a su vocación.
Acercate a ella mirale a los ojos, comtemplala y dejáte llenar de la gracia de Dios.
Rita, inocente jovencita, te suplicamos que intercedas
ante Nuestro Señor para que abramos nuestros corazones
a las enseñanzas de nuestros padres
y vivamos nuestros años de juventud
con alegría y con gracia de Dios.
Amén.
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